domingo, 12 de enero de 2014


EL PEZ DE ORO I

HOMILÍA DE LA HOMILÍA DEL KHORI CHALLWA: LITERATURA

Franklin Ramos

No puede suponerse a priori que cualquier acto de aprehensión cognitiva sobre el Pez de Oro sea obscuro e inalcanzable. No obstante, la existencia de apartados vivenciables únicamente por la ideología del lector que a veces dista de la pretensión óntica del verdadero Churata. Pero, también preexisten territorios textuales silvestres muy asequibles al entendimiento humano. Por ejemplo, se observan trabajos decorosos y fundamentales a partir de la claridad de la Homilía del Pez de Oro para efectuar explicaciones inabarcables al verdadero propósito churateano. Así, Usandizaga (2005) explica la cosmovisión y racionalidad andinas del Pez de Oro en función a preconceptos de otros intelectuales como Cornejo (1989), Kaliman (1996), Huamán (1994), entre otros, y a una que otra pretensión intelectiva del contenido mismo de la sola Homilía.
De lo argüido se desprende, siguiendo la tradición exegética, que hace falta una disquisición pormenorizada de los retablos. Pantigoso (1999) graficó los retablos, los describió someramente, citó enunciados destacados, mas no hizo de ellos hermenéutica alguna que dilucidara o planteara una posible propuesta teorética. Diez de Medina (1957) en Gonzáles (2009: 386, 387) califica al Pez de oro como totalidad, patria y universo, punto lácteo. Vibra un soplo de metafísica aimara y kolla, pero no extrae ejes y dimensiones objetivos de análisis.
La empresa más ambiciosa ha sido, sin lugar a dudas, el estudio de la conferencia titulada “El Pez de Oro, o dialéctica del realismo psíquico, alfabeto del incognoscible”, sustentada por el mismo Churata el 30 de enero de 1965, poco después de su regreso de La Paz (Pantigoso. 1999: 197), debido a que se dio luces sobre su verdadera esencia. Refiere que su obra representa el fruto de las reacciones anímicas telúricas del altiplano y el lago. Los personajes son símbolos zoóticos del corazón humano, una amalgama bestiaria bien definida del genes antropológico, la semilla del Tawantinsuyu, la única y verdadera patria.
Situación que permite adentrarse a la territorialidad de la obra: la anatopía churateana (el ser, Dasein Churata) en El Pez de Oro se ubica en una dimensión de mágicas de Laykakuy. Procede luego a pedir perdón al Khori Challwa por su lerdura, cojera y manquedad. Aunque irónicamente sentencia que cuando el corazón se inflama en Inka, hasta los sandios se tornan sabios, los mancos manquean y los cojos vuelan. Para llegar luego a la letra.
Se infiere que el idioma surge de la sangre, del genes, del Ser ahí. “El punto de partida de toda literatura y de todo hombre está en el idioma que la sustancia” (Churata. 2008: 03), es decir, en la lengua vernácula que en el topos altiplánico fue y continúa perteneciendo a la ciencia oral que se guardó en wayrurus, chispas de oro, khachinas de ónix, a pesar de la convicción comprobada e irrefutable de la escrituralidad física evidenciada en pallares mochicas, en tokapus inkas, pukinas, taquileños, amantanineños, kapachiqueños y pueblos circunlacustres de lana, color y simbología poética. Evidenciada también en kipus y en Escritura Tawa ensalzada por Germán Waskar Chuquiwanka.
Pero en el idioma que recorre por las venas indias al fin de cuentas. Por más empeño que exista para valerse del español muy correcto, herencia supuesta de un sermo nóbilis, reducido al ridículo de imitación mayúscula. Churata indica tácitamente que nuestra lengua es kuika, no cabe duda, incluso en los monolingües no kuikos, ya que está demostrado que el español andino si no sufre el fenómeno de la contradiglosia, al menos el efecto nativo en la kuikidad es notable en léxico y sintaxis, concordancia y pragmática. Por eso debe negarse la combinación palla-segundón: Inka no kuiko Garcilaso que prefirió escribir en no kuiko y despreciar la kuikidad.
La lista se incrementa con los bastardos Valera y José Domingo Choqueguanca quienes prefirieron someterse a la férula de sus amos al escribir con brillo, con gracia, con sentido arquitectural, el hispano (Churata. 2008: 04). En ellos recae parte de la responsabilidad del naufragio indio de siglos. Mas esta evocación no interesa a los peces del siglo XXI, porque prefieren rememorar un discurso vacío dirigido a Bolivar (por cierto el ‘libertador’ es tratado por Herbert Morote como el enemigo Nº 1 del Perú (2007: 228).
En contraste, Poma en Churata (2008: 07) encasqueta al español la fonética de su lengua, le carga su acento grave y emplea el kheswa a guisa de excrilogía latina. Hablaba al pueblo en ego. Por eso para hacer menos inaccesible la “Nueva Corónica” hace falta traducirla a un romance accesible si es que no se es “indio”.
Se sostiene, entonces, que América adquirió la función plagiaria e imitativa en ciencias y artes. En consecuencia el verbo churateano apunta al diablo con la porra (Churata. 2008: 10). No hay Literatura Americana porque no hay americanos. Es decir, Garcilaso no tiene prole ni en Melgar ni en nadie. América está constituida de peplos y mariñaques (Churata. 2008: 11). Ni Palma ni Salaverry son dignos de una suerte de anticasticismos.
Por eso se piensa: llamémonos y sintámonos kuikos  (Churata. 2008: 11) para acabar con los tratadistas hispanos hábiles en hispanoamericanofilia y así recordar que las moles eternas de Tiwanaku, Sillustani, Kosko, las levantaron no los señoritingos de la clandestinidad colonial, sí nosotros, en nosotros mismos, en nuestras carnes, en indios, en runajaqis.
Por consiguiente, precisa advertir la dialéctica de una estética genética: la de Huamán y Katari, descubrir nuestro origen porque si no es posible saber quiénes somos, difícil tarea será descubrir hacia dóndevamos. Paralelamente precisa despercudirnos de los porquerizos españoles, del sentido obsceno de la españolidad (Churata. 2008: 13), del pizarrismo híspido, bravucón y dipsómano, para entonces hablar de Literatura Americana.

Referencias bibliográficas

Churata, G. (2008). El Pez de Oro. Puno. Perú: Huajsapata.

Cornejo, A. (1989). La formación de la tradición literaria en el Perú. Lima. Perú: Centro de Estudios y Publicaciones.

Gonzáles, G. (2009). El dolor americano. Literatura y periodismo en Gamaliel Churata. Lima. Perú: Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos.

Huamán, M. (1994). Fronteras de la escritura. Discurso y Utopía en Churata. Lima. Perú: Horizonte.

Kaliman, R. (1996). Literatura andina contemporánea. Cusco. Perú: Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas.

Morote, H. (2007). Bolívar, libertador y enemigo Nº 1 del Perú.  Lima. Perú: Jaime Campodónico.

Pantigoso, M. (1999). El ultraorbicismo en el pensamiento de Gamaliel Churata. Lima. Perú: Universidad Ricardo Palma.  

Usandizaga, H. (2005).Cosmovisión y conocimiento andinos en el Pez de Oro de Gamaliel Churata. Ministerio de Ciencia y Tecnología.

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ÚLTIMO ATLANTE QULLA. NACÍ, SOÑÉ, RESUCITÉ. MI ALIADO: EL TIEMPO. MIS PADRES: KONTIKI Y PACHAMAMA. MIS HERMANOS: EL PUMA, EL KUNTUR, EL KATARI/AMARU. MI ENEMIGA: LA DEMOCRACIA. MI STELLA MARIS: MARY. MI GEN: THULE. MI ASTRO: HITLER. MI CONJURO: UNO A LOS ESPÍTITUS CELESTES.